martes, 9 de febrero de 2010

Nicaragua: Fabrican mallas para quemados en el Lenin Fonseca

08 de Febrero de 2010 Ricardo Cuadra García

Sergio Hernández Mojica, de 26 años, no tuvo una feliz navidad. Mientras todos sus vecinos y amigos celebraron a lo grande, él la pasó hospitalizado. El tronar de los juegos pirotécnicos los escuchó postrado en una cama.

 
A pocos días de celebrar la navidad, un par de delincuentes lo interceptaron una noche en el Mercado Israel Lewites. No conforme con golpearlo y robarle, lo rociaron con gasolina y le prendieron fuego.

 
El muchacho, quien habita en el Camilo Ortega, resultó con quemaduras de tercer y cuatro grado en el pecho y en el brazo derecho, que provocaron la amputación de cuatro dedos, quedándole únicamente el pulgar.

 
Ahora asiste con regularidad al Hospital Antonio Lenin Fonseca, en donde recibe terapia y atención sicológica para superar su problema.

 
En este centro asistencial ahora se les brinda a las personas que han sufrido quemaduras unas mallas especiales para que se cubran las quemaduras o queloides.

 
Los queloides son crecimientos exagerados de tejido cicatricial en el sitio de una lesión de piel que ha sanado. Los queloides ocurren debido a lesiones de piel tales como incisiones quirúrgicas, heridas traumáticas, sitios de vacunación, quemaduras, varicela, acné o incluso laceraciones menores.

 
La Asociación Pro Niños Quemados de Nicaragua, (APROQUEN), entrenó a personal del Lenin Fonseca, para aprender a confeccionar las piezas para las personas quemadas.

 
El doctor Leandro José Pérez Rodríguez, cirujano plástico del Hospital Antonio Lenin Fonseca, indicó que las lesiones que se producen por quemaduras dejan secuelas físicas y sicológicas.

 
“Por eso hemos iniciado en este hospital la fabricación de las mallas para aplicarles la presoterapia”, dijo.

 
Señaló que ese proyecto inició el año pasado donde el Minsa hizo contactos con Aproquen. “Hicimos este convenio para ayudar a nuestros pacientes. En Aproquen se entrenaron dos personas de este hospital, para aprender a confeccionar las mallas”.

 
Según el doctor Pérez Rodríguez, estas mallas los pacientes deben de tenerlas puestas las 24 horas del día, quitándoselas únicamente al momento de bañarse. Dependiendo de la magnitud de la quemadura un paciente puede utilizar este tipo de mallas entre 3 meses y los tres años.

 
Otra de las beneficiadas es la señora Elba González Urbina, quien se quemó el brazo derecho cuando hervía agua y le dio un ataque de epilepsia.

 
“Estoy muy agradecida porque me han tratado muy bien, y desde que uso esta malla ya se me ha bajado un poco la cicatriz”, dijo esta humilde mujer originaria de Boaco.

 
“Me han tratado bien y no me han cobrado por nada, le doy las gracias a los doctores”, dijo por su parte Sergio Hernández Mojica.
 
Fuente El 19